CDMX. 2020.
“Escuchate a David Bowie”. Cuatro palabras que escuché a la inocente edad de 12 años, que sin saberlo, cambiaron mi vida adolecente para siempre.
Habiendo pasado por muchos momentos difíciles en mi vida, como serían bullying constante y periodos depresivos, siempre he encontrado tranquilidad y refugio en el arte y la música. Llevo pintando desde que tenía cinco años, y con el paso del tiempo he encontrado nuevos caminos artísticos y nuevas formas de expresión que sigo empleando hasta el día de hoy, ya sea trabajar una semana en una pintura o escribir poemas en mi app de notas. Pero la pequeña yo pre-puberta tuvo mucha dificultad en siquier poner pluma a papel, mucho menos en crear cosas desde cero. Por eso fue cuando una de las amigas de mi mamá me sugirió escuchar a David Bowie que mi vida dió una vuelta de 180°. Me acuerdo de escuchar Let’s Dance y quedar asombrada. Las melodías alegres, la versatilidad de su voz y la confianza que exudaba en el escenario me dejaron estupefacta. Desde entonces, intento poner la confianza de David Bowie en todo lo que hago. Y me gusta mucho enseñar cómo ha aumentado mi confianza a través de mi arte.
Para mi arte, me gusta mucho tomar inspiración de la música que escucho. Verdaderamente creo que la música es una de las partes más fundamentales de la vida, y que puede lograr cosas increíbles. Me encanta sentir olas de emociones cada vez que escucho algo nuevo, y plasmar esas emociones en lo que voy creando. Adoro pintar y dibujar las portadas de mis álbumes favoritos y darles un toque de lo que yo se hacer. Encuentro inspiración en videos musicales, letras, melodías e incluso en los mismes artistas, como sería claramente con Bowie. Creo que cada persona pone un poco de elles mismes en su arte, y siempre intento encontrarlo.
Como vivo en una sociedad digital, creo que es inevitable que también me inspiran las redes sociales. Aparte de que adoro tener una (mínima) presencia digital, las redes son un espacio maravilloso cuando se trata de conocer a otres artistas, encontrar inspiración, hacer challenges (como serían dinámicas estilo Inktober, los DTIYS, páginas como @stillherestilllife, entre otras), aprender nuevas técnicas y compartir avances con amigues.
Pero más que todo, creo que lo que más me inspira a hacer arte es el deseo de comunicar. Desde pequeña, siempre he tenido esa chispa de querer decir algo cuando creo. Empecé a tocar la batería porque no conocía a otras niñas que lo hicieran y tenía un deseo de sobresalir, de decir, “¡Hey! ¡Yo también puedo!” . Siempre, ya sea en pintura o en palabras, he querido transmitir algo. En especial cuando hago arte solamente para mi, creo que es cuando comunicar algo es más indispensable. Hay arte sin corazón, en el que las personas mamadoras siempre encontrarán fascinación. Pero cuando hago arte para mi misma, creo que quiero decir “estás mejorando, sigue así” o “me da mucho gusto seguir aquí para hacer esto”. El arte es mi refugio, es mi terapia y es mi motivación.
Al final del día, nunca seré tan épica y chingona como David Bowie, pero seguiré intentando transmitir confianza y seguridad a través de mis creaciones. Me expresaré en lo genial que me visto, en lo fuerte que toco, en lo apasionadamente que pinto. Pondré un disco de música ochentera y pondré pluma a papel porque se que aunque no salga tan bien, lo puedo hacer, y con eso me basta para seguir intentándolo.
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