top of page
Search

Aprobación

  • Mari Quirasco
  • Jan 15, 2021
  • 4 min read

Updated: Feb 11, 2021

Alguna vez has sentido como se rompe cada parte valiosa de ti? Acaso sabes cómo se siente

esa presión en el pecho de no poder respirar debido a las lágrimas silenciosas? Sabes lo fácil

que es destruir a una persona con una sola frase? Con una sola mirada?


Bueno, él lo hizo de nuevo y no se como permití que volviera a suceder. Simplemente estoy

harta de que me haga sentir como escoria humana, estoy harta de tener que reconstruirme una

y otra vez por su culpa. Me duele la cabeza de tanto llorar y la espalda por todo el peso

emocional que tengo que cargar.


Se que estas pensando en este mismo momento porque me lo han dicho mil veces antes

“tienes que dejar que lo que él opine no te importe” hasta puedo escuchar esas voces en mi

cabeza diciéndolo pero cada vez es más complicado llorar en silencio por las noches hasta

quedarme dormida sin llamar la atención. Piénsalo de esta manera, cuando éramos niños

llorábamos haciendo todo el ruido posible para llamar la atención y ahora, intentamos llorar

lo más silencioso posible para evitar dar explicación alguna, pero aunque llorara a todo

pulmón ni siquiera se si darían cuenta porque cuando gritas en el espacio y no hay oxígeno

alrededor ¿de verdad giraste?


Todos iniciamos con estrellas en los ojos, pero hay un día donde comienzas a recibir miradas,

te humillan, reprimen, silencian, te etiquetan, te exigen, te presionan, ponen expectativas

sobre ti; y lo peor es que ni cuenta te das de en qué momento sucedió todo.


Es por lo anterior que estoy cansada de este círculo vicioso donde él me lastima, yo me

guardo silencio y al poco tiempo lo vuelve a hacer. Esto solo trae devuelta los pensamientos

de si debería huir? Si debería sacar la navaja? O si simplemente debería acabar con todo esto?

No sabes cuánto detesto tener estas voces en mi cabeza porque hay mil cosas que aún no he

hecho pero es más fácil pensar que estarían mejor sin mi aquí.


Hay veces en la que me miro al espejo y ya no reconozco quien soy pero entre las toneladas

de maquillaje para ocultar el cansancio de los ojos y la sonrisa ausente que solía dibujarse en

mi rostro ¿quién podría hacerlo? Él me enseñó a odiar cada pequeña parte de mi ser, las

espinillas en la nariz y el casi invisible granito en la esquina de mi frente que aprendí a

ocultar con corrector, los kilos de más que quito evitando cenar por una semana, o los kilos

de menos que perdí por toda la diarrea y el vómito debido a los exámenes, los pequeños

vellos en las piernas que rasuro a diario teniendo que comprar un rastrillo nuevo cada mes.

Cada insignificante detalle.


Él también me hizo odiar todo lo que antes me gustaba de mi como mi creatividad y mi

espontaneidad porque me hace sentir que esas cosas no tienen valor y hasta pareciera que le

da pena estar a mi lado. Es horrible sentir como me aplica la ley del hielo cuando estamos en

público, es como si levantara un muro entre nosotros imposible de derribar.


Y lo peor de todo esto es que aún ruego por su aprobación.


Hace tiempo perdí toda esperanza de recibir alguna disculpa de su parte porque siempre que

comete un error busca la manera de justificarse consigo mismo y con los demás

distorsionando la realidad para que parezca que no hizo nada mal. Pero es horrible ver como

se burla de ti en tu cara sin remordimiento alguno sabiendo que jamás voy a escuchar la

palabra “perdón” salir de su boca porque eso lo aprendí hace poco más de diez años y solo

puedo sentir la impotencia crecer dentro de mí.


Él es la persona que más me puede hacer reír y hacerme sentir como la mujer más especial

del mundo pero con esa misma facilidad y gracia también puede destrozar cada parte de mi

espíritu. Siempre me he podido defender a mi misma, siempre he nadado con pirañas y nunca

necesité un tiburón pero con él, es como si toda es fuerza se fuera, es como estar muda y no

tener una voz que hacer escuchar o de tenerla me da miedo usarla y no se a que se deba.

Simplemente estoy exhausta de pelear una guerra que no tengo la más remota idea de cómo

poder ganar.


Me cansé de tener que justificar mis emociones por mi período menstrual porque es válido

sentir lo que siento y llorar lo que tengo que llorar sin importar en qué día del ciclo, debido a

que todo sentimiento es válido en cada segundo. Odio justificar sus malas acciones por

pensar que lo hace por amor.


Como agravante cada vez que realmente se preocupa por lo que me pasa o se interesa por lo

que me gusta algo en mi piensa o se engaña de que las cosas pueden mejorar, que las cosas

pueden ser mejores pero en realidad es solo cuestión de tiempo para que ese falso interés se

desvanezca y la frialdad sea lo que vuelva a dominar este ambiente.


Cada día me pregunto por qué tengo que buscar su aprobación porque yo no le tengo que

demostrar nada a nadie pero cuando veo la rara ocasión en la que me mira con orgullo,

asiente con la cabeza y esa sonrisa llena de sentimientos hermosos y sin palabras para

expresarlos se dibuja en su rostro es como si el mundo se detuviera por esos instantes y

cualquier mal desaparece a nuestro alrededor. Solo me gustaría que eso pasara más seguido.

 
 
 

Recent Posts

See All
Los estragos de espuma.

La consolidación de la identidad es esencial para el desarrollo humano, esta consolidación solo puede surgir de la exploración del...

 
 
 
El silencio maléfico

Definir la esencia de una literatura es un trabajo complejo y extraño. Mas es mayor la labor definitoria a partir de aquellos destellos...

 
 
 

Comentarios


Post: Blog2 Post

©2021 por Yeu Revista.

bottom of page